Las marcas del diablo en el Acueducto de Segovia
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Hay una leyenda en la que se cuenta que una joven segoviana subía todos los días hasta lo más alto de las montañas a buscar agua con un gran cántaro.
Un día, harta de aquello, pidió al diablo que construyera algún medio para que no tuviera que subir y bajar todos los días con el cántaro. Entonces, por la noche, se le apareció el diablo y le concedió el deseo a cambio de que, si conseguía terminar el acueducto antes de que cantara el gallo, le tendría que entregar su alma. Ella aceptó y el diablo comenzó a construir el acueducto, pero en seguida la joven se arrepintió de haberlo deseado.
Cuando faltaba colocar una piedra para terminar cantó el gallo, el demonio fracasó en su intento y la joven no perdió su alma. En el hueco donde iba esta última piedra es donde está ahora puesta la estatua de la Virgen del Carmen. Y los agujeros que se aprecian en todas las piedras del acueducto, dicen son las marcas que dejaron las garras del diablo cuando subía y bajaba para construirlo. Aunque en realidad son las marcas de los andamios.